El maravilloso mago de Oz es una de esas obras
infantiles escritas entre finales del siglo XIX y principios del XX –
la época de oro de la literatura infantil o, al menos, de cierta
literatura infantil – que ha sobrevivido y ha pasado a formar parte del
imaginario popular. L. Frank Baum pretendió dar una alternativa a los
cuentos de hadas tradicionales, más cercana a los niños norteamericanos y
desprovista de cualquier moraleja explícita, fiel al entretenimiento y
la diversión, aunque no puede obviarse el mensaje que contiene (que la
moraleja no sea explícita no quiere decir que no contenga valores
implícitos). 110 años después de su publicación, sería dificil encontrar
a alguien que no conociera algo de la historia de Dorothy, esa niña de
Kansas que gracias a un tornado llega a un país maravilloso, se hace
amiga de un espantapájaros, un hombre de hojalata y un león cobarde, y
descubre quien es el mago de Oz.